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Monday, December 27, 2010

La muerte

Cuando era niña, por más cerquita que la muerte pasara, no me tocaba, su estela podía producirme un escalofrío, pero nada más.  A medida que los años fueron pasando, un día ya no fue posible evitar su zarpazo y ahora, no importa con cuanto tiento se acerque y extienda su garra, lastima, siempre lastima...

Hoy murió Brenda, la hija de una prima hermana...no sé cómo era, si alta o baja, blanca o morena; pero me dicen que era sonrisa, alegría, juventud en botón, sueño, amor y me duele lo que ya no ha de ser, el dolor de mi prima, el vacío de su padre, la ausencia en sus hermanos, la lágrima de mi hermana Paula, la impotencia de sus primas, el sufrimiento de todos los que recibieron la bendición de su existencia...

En el ocaso
                para Brenda, in memoriam

El último destello de la tarde
los ilumina
sobre la mesa de centro.

Llevo horas mirándolos,
tratando de pensar
dónde puedo acomodarlos.

Tengo semanas dejándolos
en todas y en ninguna parte
sin siquiera
quitarles el polvo.

Hace meses que los niego
fingiendo que no me importan,
haciendo que no me importen.

Durante años,
desde que apareció el primero,
lo único que he hecho
es darles la vuelta,
para que parezca que no existen.

Pero aquí están
sobre la mesa.
Sombras en la noche
que ha caído.
Siluetas de luz
que se denuncian.

Podría confundirlos entre las revistas
donde reposan
y olvidarlos arriba de algún gabinete.

Y hasta podría cambiarme de casa
y dejarlos ahí
como por descuido
y no volver a pensar
qué hacer con su mirada.

Incluso podría levantarme,
salir al fresco
comprar un pan de dulce
para la desmemoria.

Pero también podría
quedarme,
pedirles perdón,
mirarlos a los ojos,
tocarlos y
decirles cuánto los quiero
y atreverme
a llorarlos,
y llorarlos,
y llorarlos

y hacerles por fin,
un espacio
a mis muertos.

1 comment:

Pilar said...

Conmovedor desde la espontaneidad, la sencillez y el bien decir en prosa y poesía.
Leí no hace mucho algo que este texto comprueba : es posible disfrutar con la lectura de un poema, aunque el mensaje sea doloroso o triste.
Felicitaciones, CJ, y un abrazo
PILAR ROMANO