Trujillo
El castillo
Sol… Sol y más sol… Y calor y sudor y calor… Un día cayeron algunas gotas de agua, Margo, que ha
hecho este viaje diez veces (cada dos años) emocionada dijo “nunca había visto
llover en Trujillo”. Y no lo ha visto realmente. Aquello no era lluvía, era una
risita socarrona del cielo que ni tiempo me dio de levantarme a salir a verla, para cuando cesó…
“¿Por qué Trujillo?”,
me preguntó una persona, un español, a quien le platicaba de Conexiones…
Trujillo por pequeño, por acogedor, por cálido, por casero, por milenario, por
histórico, por mágico; por su gente, por sus edificios antiguos, por sus
callejones, por su comida, por su Plaza Mayor, por su gente, por sus Iglesias, por su muralla, por su Castillo, por su gente… Porque Trujillo nos eligió…
María y Miguel: técnico de computadoras, pintor de brocha gorda, camarero, portero, auxiliar de todo en La Coria, mano trabajadora indispensable para que todo allí funcione más eficazmente.
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Este año en Trujillo,
Conexiones tuvo una clausura muy particular.
Normalmente La Coria y su gente, Ester y Miguel principalmente, además de
otros fieles trabajadores de la Fundación Xavier de Salas y sus auspiciadores
Jaime y Cristina, preparan una fiesta de despedida.
Las familias que han
hospedado a los estudiantes vienen con ellos y se tiene esta convivencia para
decir adios. Pues bien, esta vez
nuestros estudiantes, que dieron testimonio de sus talentos durante el curso,
decidieron hacer un evento para dar las gracias a las familias. Jalila, estudiante de Español 200, fue la organizadora y maestra de
ceremonias, en inglés, ayudada por Carina Melero, estudiante de Español 301, en español.
Hubo una competencia de
habilidades para armar un cubo, poemas de los estudiantes de María de Abajo
presentados en power point, un poema en vivo, varias canciones y claro, baile:
unas sevillanas a cargo de los estudiantes de Adriana, quien con un breve curso
de tres días logró maravillas.
Jalila y yo cantamos
Ojalá, de Silvio Rodríguez. Habíamos visto la canción mientras hablábamos del
subjuntivo en clase…
Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan...
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Hace cuatro años vine
también con Conexiones 2009. Me fui enamorada de Extremadura y de España y no
sabía si volvería un día. Margo me dijo
que volvería, que uno no podía visitar un lugar y sentir lo que yo sentía y no
volver… Volví, gracias a ella y a Celia Chávez.
Me siento muy agradecida y afortunada por haber venido a este “fin del mundo”, dónde dice mi mamá que ando...
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La Plaza Mayor, de tarde
La Coria Una de las puertas de Trujillo
La puerta de San Andres, cruzándola, a la izquierda, la residencia de los profesores de Conexiones.
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